Entre otros cargos institucionales, ha sido presidente de ATEVAL, y vicepresidente de AITEX en la legislatura de su antecesor, Rafael Pascual. En el sector privado, es la tercera generación de Hilaturas Miel, S.A. Admite que no es fácil afrontar el cargo con los grandes e históricos retos que deja el coronavirus, pero asegura que le pesan más las ganas y la ilusión.
- ¿Por qué decide presentarse al cargo?
- Más que presentarme, el apoyo del consejo y de la anterior directiva hizo que me propusieran el cargo. Se buscaron los avales y la respuesta fue muy buena ante mi candidatura, así que di el paso. Lo afronto con mucha ilusión. Tras haber estado en ATEVAL, esta es otra faceta, y por ello tengo muchísima ilusión por definir el futuro de la institución, y los cambios que vienen. Serán, sin duda, unos cambios históricos en los que el Instituto puede decir mucho. Es también una responsabilidad, ya que los anteriores presidentes y plantilla, han hecho crecer esta institución, así que quiero sumar. 
- ¿Lo afronta con algo de miedo, ante la situación de pandemia que estamos viviendo?
- Me lo propusieron antes de que pasara el covid-19. Cuando empecé a ver lo que sucedía, la angustia era inevitable, pero, por otro lado, me pudieron más las ganas y la ilusión de afrontar otro reto y también el compromiso y la responsabilidad que ya había adquirido. 
- ¿Cómo cambia la perspectiva de la vicepresidencia a la presidencia?
- Es un cambio absoluto, con muchos asuntos administrativos y, en cuestión de proyectos, ha habido variaciones por las situaciones imprevistas a las que nos enfrentamos y también tenemos en marcha la construcción de la nueva sede. Esto es como una gran empresa. Es mucho más intenso que ser vicepresidente. 
- ¿Cuál es la envergadura de AITEX, en cuanto a personal, asociados, etc.?
- Actualmente trabajan 293 personas en el instituto y unas 33 personas en las siete sedes que tiene fuera del país: Bangladesh, Dakar, Shanghái, Delhi, São Paulo, México y Bielorrusia. La vocación es que siga creciendo. Cuenta con unos 1.500 asociados en todo el mundo. A nivel nacional, prácticamente todo el textil español está asociado a AITEX. De nuestras comarcas, l’Alcoià-Comtat, la Vall d’Albaida, Crevillent, etc., son unos 500 asociados. 
- ¿En qué trabaja actualmente AITEX y cuáles son los objetivos de futuro?
- Queremos centrarnos más en el tema sanitario, que ahora ha estallado. AITEX ha sido una herramienta importantísima, por estar el instituto capacitado para dar las homologaciones de las mascarillas. Esa rama sanitaria se puede ampliar mucho más a productos textil que puedan tener uso sanitario, tanto en batas, como edredones, mantas... Si aprovechamos este know how que hemos adquirido en estos meses, puede ser positivo para el sector de nuestras comarcas. 
Tenemos también la línea cosmética, que iniciamos hace dos años y que queremos potenciar. Creemos que puede tener muchas sinergias con el sector textil. Y desde luego el tema medioambiental es algo que puede ser una oportunidad, tanto en la producción de productos sostenibles, como en la educación de los empresarios en este aspecto. 
También contamos con algunos proyectos institucionales. Estamos apoyando una cátedra en la UPV; estamos dando, tanto desde ATEVAL como AITEX, un impulso a la Formación Profesional; con los colegios, hemos posibilitado que conozcan el Instituto y que vean que el textil tiene futuro, etc. 
- ¿Cuáles son las sinergias que cree que debe haber entre ATEVAL y AITEX?
- Durante la presidencia de Rafael Pascual ha habido, no sólo la participación en proyectos, sino una especie de ayuda institucional al sector. ATEVAL tiene una representación más empresarial, y AITEX busca fomentar la investigación en las empresas, formación, etc., pero somos dos asociaciones hermanas. Muchas personas que están en el Consejo de ATEVAL, lo están en el de AITEX. 
- ¿Cuál ha sido la motivación para iniciar la nueva sede de la entidad?
- Para concentrar todos los laboratorios y la maquinaria, que es bastante pesada, así como todas las novedades que puedan surgir. Hasta ahora nos hemos adaptado a este edificio, que cuenta con cerca de 5.000 m2, pero estamos buscando futuro y dar un salto cualitativo. La nueva sede está proyectada para tener 30.000 m2. 
- ¿Cómo ha vivido el sector esta crisis?
- Lo ha pasado mal como en otros sectores. Quizás el nuestro, al estar siempre inmerso en alguna crisis, ha sabido reinventarse y, por ello, nos lo tomamos con un poco más de perspectiva. El sector ha demostrado tener una alta capacidad de reacción y esto es algo muy positivo de cara a la visibilidad: que se vea que somos un sector estratégico que puede salvar vidas y abastecer en caso de catástrofe. Tenemos un sistema muy frágil en este sentido, ya que dependemos de China, Bangladesh... Que son países poco fiables. Creo que entre todos debemos empezar a respetar y valorar el producto nacional, a darle importancia a tener industria aquí, que genera recursos, empleo y evita gasto social. 
- Respecto a la administración pública, ¿qué echan en falta?
- La respuesta es fácil. Que seamos los primeros damnificados ante la crisis en el tema de las ayudas a la inversión, viene a dejar patente que la industria no importa tanto como estamos escuchando decir. Siempre he pensado que el gasto social mejor invertido es el que se hace en las empresas, que es el que no se produce. Cuando no hay gasto social es que hay trabajo, por ello lo prioritario sería ayudar a las empresas. El origen de la estabilidad pasa por la industria y el empleo.