La ontinyentina Emma Torró Pastor, investigadora del Instituto de Física Corpuscular, centro del CSIC y la Universitat de València, ha sido una de las 10 personas elegidas para entrar a formar parte de la Academia Joven de España, tras superar un exigente proceso de selección de un prestigioso comité internacional. 
Emma Torró, a sus 40 años, considera que “es todo un orgullo y un honor” entrar a formar parte de este organismo de gran renombre internacional, ya que “supone representar a los científicos e investigadores de toda España, y en concreto de mi área, Física”, comenta. 
La ontinyentina, muy arraigada a su ciudad natal, explica que desde bien pequeña se despertó en ella la curiosidad científica, “el interés por aprender e investigar hasta que entiendes algo a fondo”, explica. Aunque le gustaban todas las asignaturas, desde Literatura o Latín, hasta Biología o Química, se decantó finalmente por la Física porque era para ella como la base de todo. “Si entiendes la Física, puedes entender la Química o las Matemáticas”, señala Emma Torró. 
Se licenció en Física en la Universitat de València, para posteriormente realizar el Doctorado en Física Experimental de Altas Energías. Es complicado detallar su línea de investigación, por la complejidad de los conceptos que maneja, no obstante, de manera básica, la ontinyentina explica que su trabajo se basa en investigar la física más fundamental, para entender los componentes básicos que forman el universo y buscar nueva Física. Entre las aplicaciones que podría tener su trabajo se encuentra la medicina, concretamente, la mejora de la calidad de las imágenes para la detección precoz del cáncer, por ejemplo.
Su currículum es muy extenso, pero a modo de resumen, ha formado parte del experimento ATLAS del LHC (el acelerador de partículas más grande y de mayor energía que existe) en el CERN, Centro europeo para la investigación nuclear, ubicado en Ginebra, y ha trabajado para la Universidad de Washington (Seattle).   
En 2019 se unió al proyecto IRIS-HEP, un instituto formado por múltiples instituciones de los EEUU. Desde 2016 es miembro de la colaboración MATHUSLA, un nuevo experimento propuesto para la búsqueda de partículas de vida media ultra-larga. Por último, en 2020 se le concedió el proyecto CIDEGENT, para investigadores-doctores de excelencia, y se incorporó al IFIC (Instituto de Física Corpuscular) para continuar su línea de investigación, para la que se sirve del gran acelerador de partículas del CERN, en Suiza, gracias la tecnología. 
La ontinyentina está muy contenta por haber dado un paso más en su carrera, y destaca que uno de los objetivos a conseguir es promover la ciencia y la investigación en las escuelas como una profesión real.