El optometrista, Javier Cantó, natural de Bocairent, y Jordi Torró, productor audiovisual, de Ontinyent, han formado parte de una expedición de las ONG Iluminafrica y Visió sense Fronteres, en el sur de El Chad (África), desde el 30 de enero hasta el domingo, 13 de febrero. 
"La satisfacción de haber hecho el trabajo bien hecho" es la frase que, para Javier Cantó, resume esta expedición, que ha incluido jornadas de 12 a 14 horas sin parar a comer, viajes interminables por carretera, averías... Para Javier Cantó es su tercera expedición (y la número 60 de la asociación) y en esta ocasión decidieron optimizar el tiempo y los recursos con la creación de dos equipos: el A, una "avanzadilla" que pasaba consulta y reclutaba a las personas que necesitaban intervención, y el B, encargado de operar. La estrategia fue diferente a la de anteriores expediciones, donde estuvieron en el hospital de Saint Joseph, en Bébédjia, y gracias a este cambio han conseguido casi triplicar las cirugías realizadas.
A ellos se sumó Oumar, un joven chadiano de unos 30 años que había estudiado Medicina en Cuba y que hizo a las veces de traductor. "En teoría se habla francés y árabe, pero los habitantes de las zonas rurales hablan varios dialectos, lo que dificulta la comunicación", explica Javier Cantó. 
Su primer destino fue Kélo. Para llegar allí recorrieron cerca de 400 kilómetros, que se tradujeron en unas 12 horas, ya que las "carreteras están llenas de baches", detalla. Una de las anécdotas fue la avería del pick-up en el que viajaban, que rompió la dirección y que un nativo resolvió con una cinta de persiana. Para sorpresa de los españoles, el "arreglo" duró más de 200 kilómetros a velocidades punta de 120 km por hora. 
Allí vieron a sólo 96 pacientes, de los cuales 15 tenían cataratas, una cifra que consideraron baja para el objetivo de cirugías que tenían. Por ello, decidieron acudir a la radio para promocionarlo. Al llegar a Béré, les sorprendieron 264 pacientes, de los cuales 80 estaban afectados por cataratas. "Fue un día brutal, empezamos a las 8:00 de la mañana y terminamos de pasar consulta a las 23:45 de la noche, sin parar ni a comer ni a nada", explica Cantó. Este ritmo frenético continuó en las localidades siguientes: Lai, Dérésia y Guidari.
El destino final fue el Hospital de Saint Michael, en Dono Manga, donde procedieron a operar las cataratas, además de pasar consulta en esa localidad. Algunos de los pacientes tuvieron problemas para llegar al hospital. Por ejemplo, desde Kelo la distancia era de unos 200 kilómetros. Muchos de ellos caminaron hasta tres días para llegar al centro hospitalario, por ello el Obispado puso algunos vehículos para favorecer los desplazamientos de los pacientes. 
Finalmente, consiguieron realizar, en cinco días, 256 cirugías. "Fue una sorpresa que funcionara todo tan bien; fue un éxito implantar la "avanzadilla" para llegar a más pacientes y estamos súper contentos", asegura Cantó. Un éxito que deben, en gran parte, a la ayuda de las religiosas que había en el hospital, que "nos cuidaron fenomenal, y eso nos hacía rendir más", explica, y al apoyo de Oumar, quien, llorando, les agradeció la oportunidad de trabajar con ellos y obtener una remuneración. 
En su tercera experiencia, Javier Cantó explica que las condiciones de pobreza y dificultades en el país siguen siendo las mismas. "Allí la vida no tiene valor; los misioneros hacen todo lo que pueden", comenta. "No hay oculistas, tendríamos que estar trabajando todo el año, y no nos acabaríamos el trabajo. Es duro, pero llegamos hasta donde      llegamos", lamenta Cantó. 
Está previsto que con el material audiovisual recogido por Jordi Torró, a través de la Fundación Ilumináfrica, se realice un documental de tres capítulos que está previsto difundir a través de plataformas audiovisuales y crear una exposición para visibilizar el trabajo realizado. "La intención es mostrar a la gente lo que hacemos y animar a colaborar para próximas expediciones", explica Cantó, quien añade que en estos momentos precisan de instrumental por valor de unos 7.000€, en concreto un queratómetro, sin el cual el proceso "es muy lento y a veces impreciso". 
Por último, Javier Cantó agradece la implicación de su equipo en esta expedición, que ha sido "muy dura", entre los que se encontraba Rafa Sirvent como optometrista, Alberto Moya como cooperante, Jaime Javaloy, Jose Valls y Tomas Moya como cirujanos y Ana de Miguel e Ivana de la Torre como enfermeras. "Han trabajado muy duro; son un grupo humano que es difícil de encontrar", manifiesta. Casi acabados de llegar, ya preparan la próxima expedición, donde el objetivo es agilizar procesos para llegar al máximo de pacientes.