Dos ontinyentinas, madre e hija, que se encontraban en Marrakech de viaje cuentan con alegría que "hemos vuelto a nacer". Noemí Bellver y su hija Aitana Ferrero Bellver habían planificado un viaje al país vecino, en el que iban a estar 3 días en Marrakesh y otros tres en la costa. Para este viaje contaban con Marisé Micó Castelló, ontinyentina residente en la ciudad marroquí. 
Noemí cuenta ya desde Ontinyent que el terremoto les pilló cenando en un restaurante de la ciudad de Marrakech junto a Marisé Micó. En un primer momento, la sacudida fue tan fuerte que no sabían si había sido un terremoto o un atentado. Vivieron momentos de pánico y mucho miedo. Pronto supieron que había sido un fortísimo temblor de tierra. Dentro de la gravedad, explica Noemí, tuvieron suerte de que el restaurante donde estaban cenando era una construcción bastante nueva, pero cuando consiguieron salir de él, ya vieron las primeras casas en tierra. Madre e hija pasaron la noche en la plaza, como muchísimas otras personas, porque aunque su riad (una especie de hotel pequeño) estaba en pie, no podían llegar hasta él.


El caos y el miedo vivido, al menos, se vio compensado con la tranquilidad de que pudieron enviar a la familia un mensaje en el que explicaban que estaban bien.
Noemí destaca la gran respuesta de los mercaderes del zoco, que pronto prestaron sillas y agua a las muchas personas que pasaban la noche en la plaza. Aunque si riad aguantó el terremoto, tenían claro que cuando pudieran acceder a él, sería para recoger sus cosas y marcharse. A través de escombros, ripios y casas caídas, lograron llegar a su hotel y de ahí pusieron marcha hacia la cosa. Aunque tenían prevista su llegada a la zona costera un día después, lograron adelantar su llegada. En esta zona, más alejada del epicentro, pudieron pasar los días siguientes, hasta que el martes (el día que inicialmente tenían prevista su regreso) volvieron a Ontinyent, puesto que fue imposible también adelantar el vuelo de vuelta. 
Noemí explica el temblor de tierra como el movimiento similar a estar en un barco y que éste se mueva de lado a lado. En los momentos iniciales, cuando se encontraban en el tercer piso del restaurante, reconoce que es muy difícil saber qué hacer, cuál será la mejor decisión... En este caso, en la escalera se formó un tumulto de gente que pretendía salir rápido, por lo que ellas optaron por esperar, explica.
A pesar de lo traumático que un suceso así puede ser, Noemí da gracias porque salieron ilesas y no quiere recrearse en el victimismo, sino "celebrar la vida", concluye.