Albaida es el único de la provincia que ha mantenido de forma ininterrumpida el toque manual de campanas desde el siglo XIII, una tradición ancestral que la Diputació ayudará a proteger con el mantenimiento de la escuela de campaneros y de las infraestructuras que hacen posible esta práctica en peligro de extinción.
El presidente de la corporación provincial, Toni Gaspar, compartió con el colectivo de campaneros de Albaida una de las exhibiciones sonoras de este toque, amenazado por la mecanización y las ordenanzas de contaminación acústica que lo han hecho desaparecer en muchos municipios. 
Esta realidad hace que los campaneros de Albaida busquen proteger el toque manual, y qué mejor manera que la declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco, un reconocimiento que está más cerca después de declararse BIC en la Comunitat en 2013 y de ser considerada como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial en el Consejo de Ministros de abril de este mismo año.
Gaspar, que aprovechó su visita a Albaida para firmar en el libro de honor del ayuntamiento, acompañado por el alcalde, Josep Antoni Albert, y parte de la corporación local, felicitó al gremio de campaneros por este reconocimiento estatal y les animó a mantener viva esta tradición que proyecta su encanto y singularidad con más de 3.000 sonidos al año.